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martedì 4 gennaio 2011

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2011: año de la insurgencia

Teódulo López Meléndez

El cuerpo político de esta república está ya dentro de la estructura de la maquinaria del poder. No cumple ya otra función que la de un engranaje virtual en lo que Foucault llamó el poder biopolítico. Uno ve el comportamiento de los cuadros dirigentes reuniéndose con los propietarios del control y mira en detalles los arreglos que le interesan (adónde llegará cada manifestación, donde se sentarán y cómo abrirán la boca) y concluye que son la expresión acabada de una sociedad plenamente incorporada a una relación afectiva. Si mira las reacciones de esa sociedad, interesada en el sitio de donde sale la alegre caminata o si el poder concesivo le aumentó los dólares anuales del sistema de control, concluye que está subsumida dentro de un poder ya introyectado en los núcleos de la estructura social.

Ya la sociedad venezolana reacciona como un solo cuerpo. Podrá la mitad estar reunida en una parte y la otra en sitio distinto, pero si se mira bien se concluye que el disfraz de la polarización no es más que eso, puesto que en el fondo son una única conciencia dado que las relaciones sociales están ya definidas en la manera del enfrentamiento real o ficticio. Ambas partes son una totalidad social sobre la cual el poder ejerce un dominio comprenhensivo. El poder ya se hizo enteramente biopolítico, la vida está completamente infiltrada y ya es capaz de administrarla. Mirando el comportamiento de esta sociedad unificada uno concluye que el poder es ya capaz de reproducir y administrar la vida misma.

Esta “organización” es corrupta porque a pesar de todos sus significativos avances las nueva forma política aún debe hacer concesiones de apariencia, sus mecanismos finales aún no están definitivamente establecidos y, en consecuencia, se entremezclan los hechos reales corruptos con otra forma de corrupción aún más perversa: una que toca a la entidad y a la esencia, una donde la efectividad y el valor no encuentran satisfacción. Así, en la administración que el control hace de los otrora poderes independientes, recurre a ejercicios de policía que nada tienen que ver con administración de justicia o con criterios jurídicos, más bien con una expansión de enfermedad que está presente en todas las condiciones de la gente, en todo lo que hacen o emprenden. Así, mientras el poder se come todas las formas del comportamiento, da muestras de atender unas exigencias mínimas convirtiendo todo lo que los ingenuos creen hacer en defensa teórica de valores superiores indeterminados, en un evento que la sociedad absorbida sigue con empatía o a través de la TV o participando en ella, alegremente, creyendo poner su disidencia en manifiesto, cuando no hace otra cosa que ejecutar los rituales del control.

Los venezolanos se comportan confiando en la historia del día, en el acontecimiento donde bien pudieron haberse inventado un héroe, entregados en la historia objetiva que los medios reseñarán (fue pacífica, o fue reprimida, o hubo enfrentamientos) dejando en el olvido, en el más profundo entierro de la inconsciencia, el poder de la multitud para hacer historia.

Es por ello que he dicho que este 2011 debe ser el año de la insurgencia, para encontrar en los inteligentes compatriotas respuestas como que debe ser el año de la resistencia. La metástasis está tan avanzada que ya no basta con resistir. No resistieron, envueltos como andaban y andan, en el comportamiento de una clase “dirigente” que cumple los rituales del poder. Debe ser de la insurgencia (lo que no significa de modo alguno conspiraciones o complots) bajo el convencimiento de que ya no hay procesos aislados, unos que se llamen políticos o económicos o culturales. Los procesos ahora son políticos-económicos-culturales-sociales, son una complejidad multifacética. Deben entrar, en consecuencia, en juego, los factores de la subjetividad, actuando sobre el presente histórico. Esto es, hace falta una multiplicad de actos racionales rechazando el orden hegemónico y forjando itinerarios alternativos constitutivos. He llamado, por ejemplo, a la inteligencia nacional a salir del letargo, pues una inteligencia existe en numerosos individuos capaces, pero esos individuos capaces duermen el sueño de los justos. He llamado a la sociedad venezolana a parir nuevos líderes, pero parece temerosa de los dolores de parto y en la profundidad de su psicología no desea otra cosa que una cesárea.

Ya no hablamos de una enfermedad del poder, ya debemos hablar de una sociedad enferma debatiéndose entre las evasivas y el humor de mala muerte. Si no se produce una insurgencia que va desde la psicología individual hasta la colectiva, desde la asunción del destino por parte de un conjunto súbitamente despertado, la historia no volverá a volar jamás en esta república de marionetas. Manifiesto un deseo, es obvio, pero uno que contiene subjetividad y praxis. O creamos nuevos espacios y nuevas formas de comunidad o seremos deglutidos en las entrañas de la realidad envolvente prefabricada, establecida y asumida.

Debemos instituir esas nuevas formas, difícil asunto, sólo que algunos, en medio de la aparente incomprensión general, manifestamos la búsqueda de un deseo inmanente que organice la multitud, el apelo a una función profética que la haga capaz de crear y producir contrapoder, en una función constituyente, instituyente si queremos ir un paso adelante, capaz de trastocar ontológicamente desde una multitud creadora.

teodulolopezm@yahoo.com

Diario de América / America's Daily Los primeros enemigos a vencer son los Judënrate por Luis Marín

Diario de América / America's Daily Los primeros enemigos a vencer son los Judënrate por Luis Marín



El móvil es político, posicionarse como alternativa electoral al régimen
Los primeros enemigos a vencer son los Judënrate

Es inevitable recordar en este momento que la lista Tascón la elaboró la oposición oficialista. Cierto que se puede alegar que entonces nadie sabía ni se podía imaginar que el régimen la iba a utilizar del modo abominable que lo hizo. Pero ahora no se puede alegar tal cosa, porque ya se conoce suficientemente el carácter del nazi-chavismo, violento, desalmado e impune.
Los partidos Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo exponen a sus militantes, simpatizantes y amigos, completamente indefensos para que sean apaleados, escarnecidos e incluso asesinados por las bandas nazi-chavistas
Los partidos Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo exponen a sus militantes, simpatizantes y amigos, completamente indefensos para que sean apaleados, escarnecidos e incluso asesinados por las bandas nazi-chavistas

Por Luis Marín

"La verdad es que si los judíos hubieran estado desorganizados y con un débil liderazgo, se hubieran sumergido en el caos y la miseria; pero en número total de víctimas difícilmente hubiera alcanzado los seis millones de personas." Con estas palabras, en el juicio seguido en Jerusalén al teniente coronel Adolfo Eichmann, Hannah Arendt sacó a relucir un asunto que se había procurado soslayar: la tremenda responsabilidad de ciertos líderes judíos que colaboraron con los nazis en el exterminio de su propio pueblo.

Las circunstancias que los rodearon, los dramas personales, las explicaciones que se intentaron para justificar conductas a primera vista inconcebibles, le dan cierta universalidad a los dilemas morales planteados; pero al contrastarlos con los argumentos de los colaboracionistas venezolanos, las coincidencias se vuelven francamente horripilantes.

Primero, no sabían que los judíos serían aniquilados; luego, cuando eso se hizo evidente, admitieron que había que sacrificar a algunos para salvar al resto; cuando ni eso era posible, estimaron que estaba bien salvar el propio pellejo, dejando a sus amigos y familiares para el final.

Muchos sucumbieron después de todo; pero no deja de ser extrañamente tranquilizador que cuando los judíos decidieron defenderse, empezaron atacando a los administradores judíos del gueto. Los primeros enemigos a vencer son los judënrate.

De manera que cuando los partidos Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo exponen a sus militantes, simpatizantes y amigos, completamente indefensos para que sean apaleados, escarnecidos e incluso asesinados por las bandas nazi-chavistas, no pueden alegar ignorancia o sorpresa. Por allí hay un primer elemento para la configuración del delito, el hecho intencional, deliberado.

El móvil es político, posicionarse como alternativa electoral al régimen, para que algún día, por simple desgaste progresivo, terminen aceptándolos como un mal menor y acceder al gobierno más por cansancio que por mérito propio, eso sí, garantizándoles impunidad hacia el futuro, por los excesos cometidos.

Con el financiamiento que reciban a través del CNE, a la acción voluntaria y consciente se agrega el fin de lucro, con lo que la responsabilidad política de la dirección de estos partidos se hace notoria y completamente ineludible.

Las crudas circunstancias en que se plantea el llamado referéndum aprobatorio de la nueva constitución totalitaria, hace imperativo replantearse los anteriores eventos ante esta nueva luz, que los muestran con mayor nitidez. Estos pactos de ahora no pueden ser nuevos, ya existían desde antes. El 2D de 2007 quiere ser una reedición del 3D de 2006, una jugada que le salió más o menos bien al régimen y a la oposición oficialista.

Por una cuestión de sensibilidad humana primordial, normalmente la gente no celebra sus derrotas; pero en el periódico Tal Cual celebraron los resultados de las elecciones presidenciales del 3D. El gerente del periódico, un señor Conde, llegó a declararle a Ibéyise Pacheco en una entrevista radial, que por más vueltas que le daba, no le veía ninguna pérdida en esas elecciones.

Fueron "pura ganancia", incluso, el periódico había pasado después de varios años de estar en rojo, a tener sus cuentas en azul, sin que estas palabras textuales tengan el menor asomo de sarcasmo.

Hoy, a pesar del cierre de RCTV y el pisoteo cotidiano de los más elementales derechos humanos, siguen celebrando a tambor batiente la maravilla que fue conseguir cuatro millones de votos en tan corto tiempo de campaña, con lo que de paso reconocen la veracidad de los siete millones de votos del tipo aquel, según los impecables e incontrovertibles resultados emitidos por un CNE "imparcial, transparente y confiable".

Cantan victoria porque su enemigo jamás estuvo en el gobierno, el enemigo estaba y sigue estando en "la otra oposición", el competidor más cercano. Viven obsesionados con el fantasma de "la derecha", el objetivo vital es cerrarle el paso al "golpismo", a las salidas "no democráticas".

En este punto no manifiestan ningún temor en coincidir con el discurso oficial incluso en términos de lenguaje. Petkoff ha declarado su amistad con Jorge Rodríguez y uno de sus mayores orgullos es haber irrumpido el 12 de abril de 2002 en defensa de ese adalid de los derechos humanos que es Tarek William Saab, un poco para enterrar aquel editorial en que se despedía con sorna del milenio de Hugo, que había durado apenas tres años.

Un punto que los pone al descubierto, que no han explicado y que no pueden justificar es por qué tenían que viajar, Rosales a EEUU, Borges y Petkoff a Europa, para pontificar sobre la transparencia de los comicios, como si fueran agentes de relaciones públicas de la dictadura y no un equipo de perdedores. ¿Quién les pagó los pasajes y los viáticos o será que ellos hacen esos tours de sus bolsillos?

Ignoraron completamente las expectativas de millones de venezolanos que se vieron defraudados y frente al reclamo de la oferta electoral de "ganar y cobrar" no han respondido sino que eso era una mentira blanca, porque nadie entra en una elección diciendo que va a perder.

Ahora, el escenario para el 2D es infinitamente más grotesco, no solo por las inconcebiblemente peores condiciones electorales, la toma de la CANTV y la mediatización del Plan República, sino porque la propuesta ha sido declarada como "inmoral e inaceptable" por la Iglesia.

¿Cómo se puede llamar a votar por algo que es inmoral e inaceptable? Si es inmoral, llamar a votar es hacerse cómplice de la inmoralidad; pero además, siendo como es inaceptable, ¿qué van a decir al día siguiente de la votación? Cuando alguien llama a votar se compromete a aceptar los resultados, cuales quiera que ellos sean. Al cantar el CNE la victoria del SI, como todo el mundo sabe que va a ocurrir, ¿qué va a hacer la oposición colaboracionista?

¡Aceptar el fraude, como lo han hecho en todos los casos anteriores! Pero ahora tienen un plomo en el ala. La Iglesia le ha dicho a la población que esa propuesta no se puede aceptar. ¿Entonces? ¿Se acepta lo inaceptable?

El juego que han planteado gobierno y oposición oficial es el viejo truco de la "polarización", de acuerdo con la cual, el electorado divide sus preferencias entre dos opciones perfectamente intercambiables, pero manteniendo una base de acuerdo común a ambas.

Este juego de mercadeo electoral luce inofensivo en las democracias representativas tradicionales, pero en estas circunstancias que atraviesa Venezuela, en que el conflicto se ha tornado existencial entre los bandos en pugna (democracia pluralista vs. Comunismo totalitario), plantearse una polarización truculenta es, sencillamente, criminal.

Debe recordarse que para las presidenciales del 3D el régimen inscribió 15 candidatos, para asegurarse que tendría "oposición"; luego apareció la risible candidatura de "El Conde del Guacharo"; para finalmente concretarse la opción de Manuel Rosales. Aparecido un candidato real, todos los otros se esfumaron como por encanto. Con lo cual queda absolutamente claro que si Rosales no hubiera existido lo habrían inventado.

No ha pasado mucho tiempo y ya se ve la secuencia de lo que entonces parecía un cúmulo de circunstancias sobre venidas. Ahora Rosales dice que José Vicente Rangel vive del chantaje; pero todavía no confiesa cuál fue el chantaje que le hicieron a él. Solamente se resigna a seguir la suerte del chantajeado, que se condena a que lo vuelvan a chantajear una y otra vez, porque ningún chantajista suelta su presa de gratis.

La pregunta del millón es ¿por qué se prestan a un juego diabólico, con un interlocutor tan poco confiable? La secuencia de razonamiento es la siguiente: si revelan el fraude deslegitiman al gobierno, con lo cual le abren la puerta a la insurgencia contra este régimen fraudulento. A esto lo llaman "golpismo".

Entonces, caen en la trampa de aceptar y hacer aceptar lo inaceptable, unos resultados electorales incongruentes, fantasiosos y absurdos, sólo respaldados por la vanidad de un déspota, que quiere mostrar al mundo que es amado por su pueblo, más o menos como Fidel Castro es ovacionado por el suyo.

Suponen, erróneamente, que tarde o temprano una abrumadora mayoría les dará el triunfo en las máquinas cuando sea evidente la inviabilidad del régimen, olvidando que a largo plazo, como decía Keynes, todos estaremos muertos.

Hoy día, la única polarización auténtica es entre quienes adversan la dictadura y quienes le sirven. En correcto español puede llamárseles colaboracionistas, aunque sea un término de origen francés, referido entre nosotros a quienes cooperan con la ocupación cubana.

La oposición sólo puede expresarse de una manera visible, no participando en el simulacro electoral, creando un gran vacío electoral. ¿Cómo se demuestra la abstención? ¿Cómo puede estimarse de una manera convincente? ¿Cómo puede contrarrestarse la propaganda oficial impulsada por el CNE?

Los testigos somos nosotros mismos, no es a ninguna comunidad internacional a quien hay que convencer.

Nosotros vivimos las inmensas colas frente a los centros de votación durante el RR de 2004; vimos como desaparecieron las colas para las elecciones de gobernadores y alcaldes el año siguiente; así como para las elecciones de la llamada Asamblea Nacional, que con el retiro de la oposición no alcanzaron ni un 10% del electorado, no obstante tienen el 100% de diputados designados por el ejecutivo, pero no elegidos por nadie.

Más recientemente, para las presidenciales del 3D de 2006, una vez que se definió la candidatura de Rosales como si fuera de oposición, volvieron las grandes colas a los centros de votación, con el resultado fraudulento que todo el mundo sabe y que los colaboracionistas nos quieren convencer que fueron a favor del régimen.

¿Dónde están esos 7 millones de votos en las inscripciones del Partido Único Socialista que hicieron inmediatamente después y que no llegó al millón de inscritos, pese a todo el despliegue tecnológico que les prestó el CNE?

Con el vacío electoral se demuestran dos cosas: que el régimen no es mayoría, como la oposición colaboracionista quiere hacer ver, para justificar su felonía; y que la constitución totalitaria no ha sido convalidada por el pueblo venezolano.

Una constitución sin consenso no es viable, como no lo es la implantación de un régimen nacionalsocialista que nadie quiere. La inviabilidad de la dictadura abrirá el cause para el establecimiento de un régimen de derecho en Venezuela, mucho antes de lo que los más optimistas se atreven a pronosticar.

Hugo Chávez's Venezuela: A coup against the constitution | The Economist

Hugo Chávez's Venezuela: A coup against the constitution | The Economist

Rather than share power with the opposition, Hugo Chávez castrates the newly elected legislature

Hugo Chávez's Venezuela

IN AN election for the National Assembly last September, Venezuelan voters sent a clear message to Hugo Chávez, their autocratic elected president. Slightly more of them voted for opposition candidates than for the ruling party and its allies. Thanks to the government’s manipulation of the electoral rules, the opposition’s votes only translated into 67 seats, whereas the chavistas ended up with 98. But even that was not secure enough for Mr Chávez.

He has used the final three months of the outgoing assembly, in which he has an overwhelming majority, to render irrelevant the incoming legislature, due to be sworn in on January 5th. The centrepiece of this effort is an enabling law which grants the government the power to rule by decree for the next 18 months.

The assembly’s other functions have been curtailed too. Under a swiftly approved reform of its internal rules, the legislature will now meet as little as four days a month. All parliamentary commissions will be controlled by the government, and speeches to the assembly on any given topic will be limited to a total of 15 minutes per member. Debates will only be transmitted by government television channels, allowing the authorities to gag dissident voices.

In addition, assembly members will henceforth be barred from swapping parties on pain of losing their seat—a measure which suggests that Mr Chávez doubts the loyalty of some of his own supporters. Meanwhile some of the opposition members face judicial persecution. One of their number, José Sánchez, a former police commander, has been sentenced to 19 years in jail for his supposed involvement in a murder, even though the constitution grants assembly members legal immunity.

The new assembly was due to appoint several supreme-court justices to replace those due to retire. Such appointments require a two-thirds majority, and thus would have involved an agreement with the opposition. To circumvent the need for that, the outgoing assembly rushed through the naming of nine new justices (and 32 stand-ins). All are chavista loyalists, and four are retiring assembly members.

The outgoing assembly also rubber-stamped other far-reaching measures. A new higher-education law ends the autonomy of the main universities and gives administrative and blue-collar staff equal rights with (more troublesome) academics in electing rectors. Non-governmental organisations will not be allowed to receive funding from abroad, a change which may force many to close.

Another new law allows the president to transfer the powers and resources of local government to socialist communes, potentially neutering the opposition’s electoral victories in many big cities in 2008. Reforms to the broadcasting and telecommunications laws, which have now been extended to cover the internet and mobile telephones, seek to restrict the distribution of information critical of the government by making the carrier of the message liable for the content. Punishment will be meted out for messages deemed to promote disrespect for the country’s institutions or “alarm” among the population.

Mr Chávez justified the enabling law—a device he has used previously during his dozen years in office—as a necessary response to flooding that has killed 40 people. That seemed a particularly lame argument. In the view of the opposition, his legislative blitzkrieg amounts to a coup by the executive against other branches of government, in violation of the 1999 constitution which Mr Chávez himself inspired. Calling the government a “tyranny” seeking to install a “communist system”, the opposition called for “peaceful but energetic” resistance. The universities and business groups are among those organising against Mr Chávez’s onslaught. In western Venezuela farmers, in many cases backed by their labourers, have blocked roads to prevent the army from executing a presidential order to expropriate their land around Lake Maracaibo.

All eyes are now fixed on a presidential election in two years time, at which Mr Chávez says he will seek yet another six-year term. The president and his most senior general have both said that the armed forces will not tolerate an opposition victory in that election. Peaceful protesters outside parliament against the new laws have been attacked by the government’s thugs, as well as by the security forces, and many people have been injured. All this suggests that the government is trying to provoke the opposition to violence. So far it has not succeeded.

Although the opposition has long accused Mr Chávez of ruling as a dictator, Venezuela has hitherto retained many of the outward appearances of democracy. Now, it seems, the president is finally taking off his democratic mask.