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giovedì 17 marzo 2011

Una vez más «Vergüenza contra dinero». Ayer frente al micrófono radial, hoy, ante la webcam. Editorial Cuba Nuestra, 13 de Marzo, de 2011 « Cuba Nuestra: Editoriales

Una vez más «Vergüenza contra dinero». Ayer frente al micrófono radial, hoy, ante la webcam. Editorial Cuba Nuestra, 13 de Marzo, de 2011 « Cuba Nuestra: Editoriales








Una vez más «Vergüenza contra dinero». Ayer frente al micrófono radial, hoy, ante la webcam. Editorial Cuba Nuestra, 13 de Marzo, de 2011

“Compañeros de la Ortodoxia ¡adelante!¡Por la independencia económica, la libertad política y la justicia social! ¡A barrer a los ladrones del gobierno!¡Pueblo de Cuba, levántate y anda! Pueblo de Cuba, despierta! Este es mi último aldabonazo!”Ùltimo discurso de Eduardo Chibás
Aunque muchos los dudan, en particular los europeos, había una vez una Cuba donde la tolerancia del gobierno con sus críticos no tenía paralelos. Claro esta tolerancia se había forjado en una larga historia de atrevimientos y retos al poder como aquel que llevó a la cárcel a fines del siglo pasado al insigne intelectual y periodista negro cubano Juan Gualberto Gómez, cuando se atrevió a poner a prueba la paciencia colonial, abogando, propagando las ideas separatistas por las vías legales, lo hizo desde las página de La Fraternidad, con un artículo titulado “¿Por qué somos separatistas?”.
Denunciado por el General Camilo Polavieja, a los tribunales, Gómez fue encarcelado . A los ocho meses de prisión la Audiencia de La Habana falló la causa, condenando al periodista, quien apeló al Tribunal Supremo de España, ante el cual le defendió su gran amigo don Rafael María de Labra.
Y mire usted que cosa, que a diferencia de los tribunales cubanos de hoy, implacables con los crímenes de opinión, aquel de España, casó la sentencia dictada por la Audiencia de La Habana, declarando legal la propaganda del separatismo.
Y cuenta en sus memorias aquel hombre sediento de libertad, que fue esa una de las sentencias más memorables entre las dictadas por el Tribunal Supremo de España, y que a su amparo surgieron periódicos separatistas que inspirados en el mismo calor, agitaron la propaganda y la acción en toda la Isla.
A Juan Gualberto, la osadía le costó ocho mese de cárcel, pero el resultado fue, como el mismo dice de ” inapreciables méritos”.
Juan Gualberto Gómez
Hoy, cuando gracias a la mediación de esa misma vieja España, y sobre todo de la Iglesia cubana, otro hombre es liberado, otro mestizo, no menos patriota que el anterior liberado, sin lugar a dudas y salvando las distancias una vez más vuelve a triunfar la libertad.